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EL DERECHO A UN INGRESO VITAL ES INDISPENSABLE SI QUEREMOS FRENAR EL CRECIMIENTO DE LAS BRECHAS DE DESIGUALDAD EN NUESTRO PAÍS.



La crisis que estamos viviendo en el mundo, pero particularmente en México, frente a la pandemia del Coronavirus debe enfrentarse para dar soluciones a las millones de familias que hoy se han quedado sin sustento.

Los empleos perdidos por la inactividad económica que produce el confinamiento van en incremento, de acuerdo con el INEGI hasta doce y medio millones de personas habrían dejado de percibir ingresos durante los meses de marzo y abril; en este terrible escenario, el CONEVAL pronostica que México podría aumentar hasta 10 millones más en las cifras de pobreza extrema que ya de por sí son alarmantes.

El Ingreso Mínimo Vital, propone que mujeres y hombres que han dejado de percibir ingresos o que incluso han perdido sus empleos durante el confinamiento derivado de la emergencia sanitaria por COVID19, puedan contar con un salario mínimo de 3,696 pesos mensuales durante 3 meses, con la opción a prorrogarse por dos meses más de ser necesario.

Más de 20 millones de personas podrían verse beneficiadas con la inversión de tan sólo el 1 por ciento del Producto Interno Bruto nacional y con ello lograríamos reducir las desigualdades que hoy se abren camino. No basta sólo con apoyar a quienes de por sí ya se encontraban en una situación difícil, hoy más mujeres y hombres necesitan de la empatía del Estado Mexicano.

Para las mujeres, por ejemplo, la situación de la falta de un ingreso agudiza más la situación de desigualdad y violencia que vivimos. La fuerza de las Mujeres no puede limitarse por políticas mal ejecutadas o por la indolencia frente a las miles de jefas de familia que hoy no tienen qué llevar a sus mesas, a las miles de mujeres a las que sin autonomía e independencia económica les es mucho más difícil librarse de las violencias.

El ingreso mínimo vital debe implementarse pensando también en las mujeres, para que los 15.2 millones de mujeres que abordan una responsabilidad familiar solas, puedan desarrollarse en plenitud. No podemos ignorar el hecho de que las brechas de desigualdad que vivimos día con día irán creciendo conforme la pobreza avance. Tampoco podemos ignorar que es en gran medida la fuerza de las mujeres la que mueve la economía de este país.

Establecer un ingreso mínimo vital para México tiene beneficios importantes inmediatos como la reactivación económica, como un apoyo para emprender, o como un sustento para buscar empleo; a largo plazo también abre la conversación para una reforma económica más acorde a la realidad desigual de nuestro país.

Un ingreso mínimo vital dará la oportunidad a miles de mujeres de sobrellevar de manera digna los meses que restan a la parálisis económica de este país y con ello, detener el crecimiento acelerado de las brechas de desigualdad. Hoy el 39.7% de las mujeres en nuestro país viven en pobreza, si no se garantiza un ingreso mínimo pronto las cifras irán creciendo, y con ello se acrecentarán las vulnerabilidades que experimentamos.

Por eso, desde Mujeres en Movimiento respaldamos la iniciativa de las y los legisladores de Movimiento Ciudadano para garantizar un Ingreso Vital como derecho; que estas acciones sean el parámetro mínimo de esta “nueva normalidad” que esté también pensada para las mujeres, para que nuestra fuerza, la fuerza de las mujeres siga en marcha para transformar a nuestro país.